La colección Elías + Fontes arma un discurso desde el desierto y enciende las luces de una manera de crear que intuye desde su origen. A través de pintura, instalación, ensamble, esculturas, entre otras disciplinas, integra propuestas y estrategias de expresión artística. Explora y hace un corte que retrata el quehacer de los artistas bajacalifornianos contemporáneos y el papel del arte dentro de la sociedad.

 

Se puede transitar entre las piezas de esta colección como quien acude a una fiesta en que le dan un martillo, pero el martillo es para reconfigurar cualquier cosa que pueda llamarse casa del arte. O también se puede dar la oportunidad de entrar a las convenciones del asunto, la muestra constará de lo que conocemos: técnicas, plicas, nombres de artistas, instrucciones para levantar la pieza o para hacerla levitar. O acudir a un baldío en el que hay reflujo de materiales. La marca de origen también se incluye en la ecuación, aunque todo lo anterior se presenta como el gozo inequívoco de elegir algo: un objeto, un poema, un bloque de significado, un soplo de textura. Entre más dudoso, entre menos perímetro, si es inasible, mejor.

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Los criterios de selección se erigen como decisiones articuladas para quienes desean ser parte del juego. Esta colección es una narración personal, con las voces de todos los artistas que forman parte de ella: una declaratoria de reinicio. Alonso Elías y Patty Fontes han reunido estas obras en días de negar espacios vacíos, paredes llanas o superficies que no soporten la reverberación de las placas de color; la constelación dentro de la piedra.

 

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Antonio León